El pasado 23 de Noviembre dio comienzo Di tu palabra, tal y
como terminó el curso pasado, con una visita a la residencia de ancianos de
Santa Teresa de Jornet en Somió. El comienzo del día fue a prueba de dormilones
pues todos los voluntarios tuvimos que madrugar para estar a las 10:30 en el
local y planificar un poco todo lo que íbamos a hacer. Participamos en un par
de dinámicas: La primera nos sirvió para conocernos mejor entre nosotros
(nuestra mala puntería por ejemplo) y la segunda para ponernos en situación
mientras éramos guiados por un compañero, que aprovechándose que teníamos los
ojos vendados, nos daba unas vueltas alrededor del local.
Después, cogimos el autobús y llegamos hasta la residencia.
Tanto los ancianos como los trabajadores de allí, nos dieron los buenos días
con entusiasmo al vernos visitar cada una de las estancias, donde se
encontraban viendo la tele. Fuimos a la sala polivalente (o la del fútbol) a
dejar las cosas y nos separamos por grupos para dar de comer a los hombres o a
las mujeres, ya que se encuentran cada uno en un lugar distinto. Al no tener todos
los mismos grados de dependencia, había algunos ancianos que podrías darles de
comer sin problemas y otros que resultaba algo complejo. En mi grupo, estuvimos
primero abajo con las mujeres dependientes y luego arriba en el comedor grande
para ayudar en lo que hiciera falta: Limpiar las mesas, recoger los platos, los
cubiertos, barrer…etc.
Habiendo terminado todo el trabajo, fuimos directos a la
sala polivalente para comer los bocadillos que se habían llevado por petición
de Javi o la comida que amablemente nos dieron Sor Paula y las demás. La mesa
estaba completamente llena de lomo, tomate,
pimientos, albóndigas y otros platos que nos empacharon rápidamente. Durante la
conversación de la comida surgió una gran pregunta que queda por ahora en
incógnita y que algún día Xana, Rodrigo y Sofía nos responderán, el porqué se
estaban descojonando de la risa.
Acabamos tomando un café y volviendo al momento dinámicas de
Javi, donde tuvimos que coger un rotulador y escribir en un mural, dividido en
tres partes según lo que había que poner:
-Círculo central: Palabras que resumiesen como nos habíamos
sentido al ayudar en la residencia.
-Parte inferior: Lo que los ancianos nos habían dado
mientras estuvimos con ellos.
-Parte superior: Los problemas que nos habíamos encontrado
al colaborar.
A continuación, dos voluntarias que no pudieron venir antes
(María y Sara) llegaron casi a tiempo para la siguiente dinámica que consistía
en inspirarse en una historia que Javi nos contó para poner en una hoja
nuestros puntos fuertes, algo a mejorar como voluntario y cómo nuestras
habilidades podrían sernos útiles a la hora de ayudar a los demás. Nos faltaba
la cara de atrás de la hoja, que tuvimos que rellenar en cartulinas de colores
y fuera de la residencia a causa del rosario. Teníamos que dividirnos en grupos
e ir apuntando en la cartulina de cada compañero lo que para nosotros eran cualidades que el
poseía.
Por último, aprovechamos los minutos que quedaban para
marcharnos y volvimos con los ancianos para hablar con ellos tendidamente de lo
que ellos quisieran. Los platos “gourmet” de los cocineros que no te dan ni
para un bocado y las ganas de decirles que se coman un buen cachopo o
bistec fue uno de los temas de
conversación. A las 18:00 nos despedimos y marchamos en bus.
Escrito por Abraham Maestre (IES Calderón de la Barca - Gijón)
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